DEL PENE CONCEPTUAL AL BLUF DE LA TENDENCIA DEI (DIVERSIDAD, EQUIDAD E INCLUSIÓN)

Cómo la tendencia DEI tomó un vuelo más extendido del que debió tomar y por qué varias empresas (y marcas) que se quisieron sumar a ella para untarse de actualidad, desde Bud Light hasta Harvard, terminaron chamuscadas. Finalmente, veremos por qué comprender este fenómeno sociocultural es relevante para el estratega de negocios y marcas, y también para los ciudadanos de todos los países.


A principios de abril, Bud Light envió un puñado de cervezas a una influenciadora llamada Dylan Mulvaney, que tiene casi 11 millones de seguidores. Como parte del acuerdo, Mulvaney publicó un video vestida como Holly Golightly de Desayuno en Tiffany’s, usando las cervezas para celebrar tanto el March Madness (la fase final del campeonato universitario de baloncesto en Estados Unidos, del que, por cierto, no tiene ni idea) como su primer año de feminidad. Una de las latas mostraba su imagen porque todo aquello formaba parte de un acuerdo de patrocinio remunerado y promoción para unos sorteos donde los consumidores podían ganar $15,000 de Bud Light enviando videos de sí mismos cargando muchas cervezas.

Esto hizo que muchas personas estallaran en ira, y no porque Holly Golightly no fuera realmente amante de la cerveza, sino porque Mulvaney es transgénero. Aquí el video:

 

 

Desde entonces, Bud Light se ha encontrado en el ojo de la tormenta anti-trans. Kid Rock, el famosísimo cantante, disparó cajas de cerveza diciendo: “a la mierda Bud Light y a la mierda Anheuser-Busch. Que tengas un día estupendo”. La representante Marjorie Taylor Greene (R-GA) publicó en Twitter una foto de un paquete de Coors Light en la parte trasera de su vehículo, con el pie de foto que decía: “Habría comprado el rey de las cervezas, pero cambió su género a la reina de las cervezas”. El cantante country Travis Tritt, otro famoso, dijo que eliminaría a Anheuser-Busch de su gira y pareció culpar a Europa del contrato de Mulvaney con Bud Light, esto, porque Anheuser-Busch fue vendida a la empresa belga InBev en 2008. Muchos de la derecha llamaron a un boicot de la cerveza más vendida en el país… y sí, finalmente el boicot se transformó en un huracán inflamable que en el 2023 chamuzcó a la marca como nunca. Pero como ya la mayoría conoce el caso y probablemente tú también, me limitaré a indicar sólo 4 cosas relevantes que ayudan a entender el origen del problema y su resultado:

  1. Un reporte indicó, gracias a entrevistas realizadas, que algunos miembros del comité que aprobó la acción de marketing con la influenciadora LGTB, dudaron de su efectividad, pero concluyen que muy probablemente la presión social y cultural que existe en el mundo y en la propia compañía, les reprimió la tentación de indicar que la campaña podría resultar inadecuada. De hecho, indicaron que, entre otras cosas, se aprobó porque existen tantas voces alrededor del movimiento DEI, que legítimamente terminaron convenciéndolos de su muy probable éxito y necesidad. Ya sabemos, gracias a suficientes experimentos sociales, que ir contra la corriente de las opiniones y puntos de vista de las mayorías no es nada fácil.
  2. La cerveza originalmente ha estado dirigida a hombres blancos de clase media, muchos tradicionales, que sienten que el coqueteo de Bud Light con la comunidad LGTB fue una especie de traición. No hay nada más doloroso que una traición, y Bud Light lo pagó con una caída en las ventas.
  3. Las ventas de la marca descendieron 23% versus el año anterior hasta la semana del 29 de abril de 2023, mientras que en el tercer trimestre del año, el descenso iba en el 13.5%, cuando el EBITDA caía un 29.3%. Bud Light perdió su primer lugar en ventas en Estados Unidos por primera vez en 20 años.
  4. A finales del año pasado (2023) el CMO (Chief Marketing Officer) de Anheuser-Busch InBev en Estados Unidos, Benoit Garbe, debió renunciar a la compañía por culpa de la controversia. Se había unido en 2021.

Pero el efecto de estos movimientos empresariales va más allá del marketing y es capaz de quemar hasta a la universidad más prestigiosa el mundo. Veamos este caso interesantísimo de la mano de un artículo escrito por Jorge Vilches en “La Razón” de España, quien tiene un Doctorado en Ciencias Políticas y Sociología, y es profesor titular de Historia del Pensamiento y de los Movimientos Sociales y Políticos en la Universidad Complutense de Madrid.

EL PENE CONCEPTUAL Y CÓMO HARVARD CAYÓ EN LA TRAMPA DEL DEI
La rectora de Harvard, Claudine Gay, renunció después de enfrentar preguntas en una comisión parlamentaria sobre el antisemitismo en la universidad. En respuesta a la pregunta sobre si la solicitud de un genocidio judío viola el código ético de Harvard, Gay respondió de manera polémica que “depende del contexto”. Este comentario generó un gran revuelo. Posteriormente, los conservadores examinaron su trabajo y descubrieron casos de plagio en su tesis doctoral y en varios de sus escritos. Finalmente, dimitió hace pocos días.

La renuncia de Gay llega en medio de un período de gran agitación en una de las universidades más prestigiosas de Estados Unidos y marca el fin del mandato de la primera presidenta negra y segunda mujer en los casi 400 años de historia de Harvard. Pero, ¿qué pasó?

Por la naturaleza de mis escritos, me voy a concentrar en la responsabilidad que tiene el movimiento DEI en todo este asunto, en cómo la Universidad de Harvard cayó en esa trampa, y en cómo el mundo entero está cayendo en ella. Para ello, me basaré en las reflexiones que Jorge Vilches hace en su artículo, las cuales tienen mucho en común con varias de las que yo mismo escribí en un artículo que publicamos el año pasado llamado “LA CULTURA QUE DEFINE LO QUE SOMOS, LO QUE DECIDIMOS COMPRAR Y HASTA LO QUE DECIDE EL ESTADO”. Lo encuentras aquí: https://criterium.com.co/2023/04/26/la-cultura-que-define-lo-que-somos-lo-que-decidimos-comprar-y-hasta-lo-que-decide-el-estado/

Gay es economista y politóloga. Vilches afirma que “pertenece a esa casta universitaria forjada en el posmodernismo y en la teoría crítica, empeñada en la reivindicación racial y de género. Su tarea no es la ciencia, sino deconstruir lo existente para preparar el camino a la «transformación». Por eso, cuando dijo «depende del contexto» se refería a que la ética o el hecho contrastado y empírico solo son perspectivas subjetivas, manejables según la interpretación de quien lo oiga o vea.” Según Vilches, “esta negación de la verdad es el cinismo que está destruyendo nuestra cultura.”

Me parece que no está muy equivocado ni es tan exagerado. Pero para comprenderlo mejor, sigamos:

Vilches nos lleva a comprender que las ideas que prevalecen en las universidades son las que cuentan con un sesgo ideológico, más que las que están soportadas por la razón y la ciencia; esto fue demostrado por Steven Pinker, un prestigioso psicolingüista de Harvard. A decir verdad, las ideas longevas y que más se asientan en la cultura suelen ser las que mejor se venden: las que mejor suenan, las que son interesantes. Es decir, las ideas que prevalecen no necesariamente son las ciertas sino las interesantes y sexys.

Vilches indica que “la palabra clave en ese proceso de degradación es «posmodernismo», consistente en deconstruir la historia, la ciencia y la razón porque se consideran instrumentos de dominación. En su lugar se prioriza el desagravio a los colectivos identitarios considerados oprimidos: mujeres, no blancos, LGTB, los pobres, o los que tienen alguna peculiaridad física, como la obesidad. El propósito es la justicia social, de ahí que se presenten como reivindicativos y condenen a los que no coinciden con su labor evangelizadora. Su arma es el lenguaje, la creación de palabras nuevas y el destierro de otras consideradas «opresoras». Esto pasa por destruir los valores clásicos, la educación tradicional, las costumbres, la cultura, y la exclusión de quienes no comulgan con el posmodernismo. A esto lo llaman «progresista».”

Lo que yo no sabía es que “esta mentalidad se formó hace décadas y tuvo una vuelta de tuerca a principios del siglo XXI, cuando pasó de la Universidad al activismo callejero y la política. Lo que ha llevado a la imposición de obligaciones morales en la investigación, como, por ejemplo, la perspectiva de género aunque no venga al caso, o la priorización en el estudio de los «oprimidos» por razón de su sexo, raza, clase y demás, sobre todo, si hay interseccionalidad, es decir, la combinación de varias «opresiones».”

Y viene algo interesante que llama mucho la atención cuando aparecen los nombres de Helen Pluckrose y James Lindsay, quienes analizaron este fenómeno en un libro llamado “Teorías Cínicas.” Sin embargo, comenzaron con “un artículo llamado «El pene conceptual como constructo social», publicado por la revista científica «Cogent Social Sciences» en 2017. El texto era una parodia pero resultó convincente. Los autores decían que el pene no es biológico, sino un artefacto cultural para el dominio patriarcal y la opresión de las mujeres. En su tesis no había fundamentación científica, sino retórica posmoderna. Lo que pasó fue que el artículo dejó en ridículo al mundo académico porque demostró que no importaba la ciencia, sino el discurso político.”

Lindsay y Pluckrose señalan 4 conceptos del posmodernismo universitario que se alimentan de filósofos del siglo XX como Derrida y Foucault:

  1. La eliminación de límites (donde cualquiera puede identificarse como cualquier género, por ejemplo).
  2. El poder transformador del lenguaje (similar a la neolengua de Orwell).
  3. El relativismo cultural (puedes equiparar a la Sinfónica de Londres con un individuo que toca el bongó).
  4. La negación del individuo en beneficio de los colectivos identitarios oprimidos y victimizados.

Lindsay y Pluckrose indican varias teorías cínicas a partir de ahí y que tomo del texto de Vilches. Aquí 3 a destacar:

  1. Poscolonialista: “se basa en rebajar la importancia de la civilización occidental haciéndola culpable de la situación del resto del mundo. De hecho, los posmodernos dicen que la alfabetización o la medicina tradicional fueron herramientas imperialistas.” Un ejemplo es el Ministro de Salud en Colombia, Guillermo Jaramillo, quien ha afirmado públicamente que todos fuimos parte del mayor experimento de la humanidad durante la pandemia gracias a la aplicación masiva de vacunas. O el propio Presidente Gustavo Petro, que culpa continuamente a las grandes potencias imperialistas del malogrado presente que vive la nación Colombiana.
  1. La teoría queer: “se fundamenta en decir que el sexo biológico es un constructo sociocultural para la opresión y que el género son las normas obligadas para esa dominación. Hablan así de «falocentrismo» en una sociedad construida para «el macho» y de la necesidad de borrar las categorías de hombre y mujer, como ya tratan de hacer los movimientos progresistas y como ha hecho en España el Ministerio de Igualdad. Tan graves es que ya la Asociación Estadounidense de Psicología considera la «masculinidad tradicional» como una enfermedad mental.”
  1. Teoría crítica de las razas: Esta es la de Claudine Gay. Continúa Vilches: “Se basa en exaltar a las no blancas como forma de desmontar el «patriarcado blanco heteronormativo». Su cultura y su historia son mejores que «la blanca», y si no han sobresalido más ha sido por la opresión racial. ¿Cómo se demuestra que uno no es racista? Pues nombrando rectora de Harvard a una mujer negra posmodernista sin verificar su currículum, como Claudine Gay. Por cierto, Gay se victimizó al decir que la criticaban no por plagiar y relativizar la petición de un genocidio judío, sino por ser negra y mujer.” ¿Algún parecido con lo que Gustavo Petro dice de su Vicepresidenta Francia Márquez cuando la critican?

Obsérvese que dichas teorías tienen como objetivo trocar los puntos de vista con el fin de «transformar» los valores, la cultura, y hasta las instituciones. Llama la atención que Gustavo Petro se ha llamado así mismo un “transformador”.

Finaliza Vilches con esta contundente reflexión:

“En suma, el magnífico libro de Lindsay y Pluckrose observa que el problema está en que esa Universidad está creando una élite escéptica con la ciencia y la razón, obsesionada con la identidad, que ve dinámicas de poder opresivas por doquier, que politiza la vida privada y que aplica la ética de forma desigual, según el colectivo afectado. Por eso, esos estudiantes de Harvard pidieron el genocidio judío y Claudine Gay no lo condenó.”

Me queda la sensación de que no es sólo problema de Harvard porque en muchas partes del mundo y de Latinoamérica se observa en carne viva ese mismo fenómeno que, como dice Vilches, enferma la cultura y destruye el progreso porque degrada la “verdad” obtenida por medio de la ciencia para sustituirla por narrativas ideológicas que, al final, terminan siendo hasta más sugestivas para la ciudadanía. Basura sabrosa.

 

LAS IMPLICACIONES PARA LOS ESTRATEGAS
Desde el asesinato en Estados Unidos del afrodescendiente George Floyd en mayo de 2020, se marcó un dinámico despertar de un movimiento DEI adormilado. A partir de ahí las compañías le dieron fuerza a los cargos DEI creando nuevas divisiones que ayudaran a impulsar el cambio cultural. Sin embargo, la noticia es que a fines de 2023 se comienza a observar que las empresas están desescalando esos esfuerzos con decisión. CNBC reporta que para mediados de 2023, las publicaciones de empleo relacionadas con DEI habían disminuido un 44% en comparación con el mismo período del año anterior, según datos proporcionados por el sitio de empleo Indeed. En noviembre de 2023, el último mes completo para el cual se disponía de datos, disminuyó un 23% interanual. Y las empresas tecnológicas están recortando con decisión sus programas DEI, observándose con contundencia en Google y Meta. Esto contrasta fuertemente con el período de 2020 a 2021, cuando esas publicaciones se expandieron casi un 30%.

Concluyo afirmando que es lógico que la diversidad, la equidad y la inclusión son fundamentales en nuestra sociedad. No puede haber duda. Y no puede haber duda que todo movimiento social termina insertando en la cultura elementos útiles y justos, como que las personas pertenecientes a grupos oprimidos tengan oportunidades igualitarias. Esto es así, en buena medida porque no es mentira que hoy día, en casi todos los rincones del mundo, se contrata a la gente teniendo en cuenta, en mayor o menor medida, su raza, su condición sexual, su procedencia o su aspecto físico (consciente o inconscientemente). Y esto es nefasto. Claramente. Sin embargo, el aprendizaje es que, otra vez se observa que, así como ocurre con tantas modas, las empresas sobrestiman sus efectos y medio se enloquecen tratando de adoptarlas; como si cayeran en pánico de quedar por fuera del baile. Pero como vimos con Harvard y Bud Light (y tantos otros que hay), el pánico se paga, y se puede pagar caro.

Si tienes preguntas, dudas, o quieres ampliar esta información para poderla aplicar en tu empresa, escríbeme o llámame y lo charlamos.

FUENTES:

  • Stewart, Emily. The Bud Light boycott, explained as much as is posible. Vox. Jun, 2023. https://www.vox.com/money/2023/4/12/23680135/bud-light-boycott-dylan-mulvaney-travis-tritt-trans
  • Reid, Jenni. Beer giant AB InBev beats forecasts, but Bud Light boycott continues to hit U.S. revenues. CNBC. Oct, 2023. https://www.cnbc.com/2023/10/31/beer-giant-ab-inbev-beats-forecasts-but-bud-light-continues-to-drag.html
  • Vilches, Jorge. El «pene conceptual» o por qué la mediocre Claudine Gay llegó a presidenta de Harvard. La Razón. Ene, 2024. https://www.larazon.es/cultura/pene-conceptual-que-mediocre-claudine-gay-llego-presidenta-harvard_20240107659a30e2872b8200011a6190.html
  • Elias, Jennifer. Tech companies like Google and Meta made cuts to DEI programs in 2023 after big promises in prior years. Dic, 2023. https://www.cnbc.com/2023/12/22/google-meta-other-tech-giants-cut-dei-programs-in-2023.html

 

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