Conjeturas Que Llevan Al ‘Fracaso’ De Los Emprendedores

¡Neuronas para tu Finde!

Sabiduría científica para inspirar y crecer tu mente. Porque sólo cuando crece tu Mente, crece tu Empresa.

 

Continúo hoy con las conjeturas que hacemos los emprendedores y que nos llevan al llamado ‘fracaso’. Para recordarte un poco, decía que solemos escuchar que las empresas fracasan por variables puramente empresariales, pero lo que he aprendido es que los fundadores fallan en conseguir sus objetivos. Y aprendí con rapidez que, aunque el fallo generalmente se debe a procedimientos técnicos, estratégicos o tácticos propios de los negocios, en muchas ocasiones éste es provocado por una deficiencia sistemática en el control y encausamiento emocional / mental, lo cual puede tener que ver con desequilibrios en el sistema reticular (o del sistema nervioso en general), o simplemente una desacertada configuración psicológica.

Mencionaba que la primera gran razón es que desistimos antes de tiempo. Pero falta por mencionar dos razones igual de relevantes:

  

  1. HACEMOS UNA RENUNCIA SILENCIOSA

Ocurre cuando el emprendedor continúa adelante en el día a día pero se desmotiva, haciendo que su dedicación y empeño se vean socavados; esta conducta suele ser imperceptible e inconsciente y, en ocasiones, provocadas por rechazos de inversionistas potenciales o clientes.

En cualquier caso, mira que esta causa, así como la de desistir antes de tiempo, suele originarse (o sea, en una capa superior explicativa) o puede ser explicada (una capa inferior) por una errónea asignación mental de objetivos; es decir, el fundador mal calculó sus expectativas ya que, en todos los casos consideró que “sería menos difícil” conseguir los hitos. Esta errónea asignación en muchas ocasiones ocurre por falta de experiencia o por cálculos mal soportados. Pero ahí no para todo: es usual que se presente (una capa explicativa inferior) porque el emprendedor creó la compañía motivado primordialmente por dos factores: producir la cantidad de dinero que sueña amasar, y/o obtener el status-poder que anhela. Dos motivaciones humanas universales y naturales, extendidísimas entre los emprendedores aunque lo neguemos, pero, desafortunadamente (o afortunadamente) incapaces de producir negocios exitosos cuando éstas constituyen la motivación preeminente. 

¿Por qué el emprender para volverse rico o ganar poder/status produce fracasos?

  • Primero, la miel irresistible del poder, el status y el dinero les seduce tanto que las expectativas se les agigantan, produciendo la ilusión óptica de que los resultados, no sólo pueden ser más grandes de lo que realmente pueden llegar a ser, sino de que están más cerca de lo que realmente están. El deseo por ver resultados es tan seductor como el amante irresistible, lo que lleva al fundador a establecer metas inocentonas y apresuradas. 
  • Segundo, de forma silenciosa e inconsciente le impulsa a tomar decisiones más emocionales, egoístas y autoritarias. Por ejemplo, es más proclive a crear un clima organizacional malsano o tipo zombie, busca menos ayuda externa -de asesores, mentores o inversores- para proteger su autoestima o para no perder control e, incluso, ignora retroalimentación valiosa de clientes y otros stakeholder, en muchas ocasiones sin estar conscientes de ello.

 

  1. NO DESISTEN A TIEMPO
    Observo a muchos emprendores y solo-emprendedores que lucen frustrados después de años de haber mantenido la compañía viva.Se rehúsan a cerrar operaciones aunque registre crecimientos exiguos durante mucho tiempo. Esta renuencia es muy común, pero también maligna porque actúa como un paralizante que seda al emprendedor y lo reduce a su mínima expresión a través del tiempo. Un emprendedor entusiasta, con ímpetu y ambición, poco a poco va quedando subyugado a la pequeñez como el perro regañado. El problema más grande de este escenario es que no tiene forma de saber si hubiera sido una mejor decisión claudicar; sin embargo, las banderas rojas que detallo abajo lo predicen.

 3.1. Miedo o vergüenza al considerar que los amigos, colegas, colaboradores y/o la sociedad piensen que fracasó.

 3.2. Miedo o vergüenza de decirle a los inversionistas que perdieron su dinero.
Estos dos son muy comunes, y más cuando el emprendedor, como producto de su estrategia de despegue y posicionamiento inicial, había gritado por cielo y tierra que el crecimiento de su producto era espectacular. Esto es más habitual de lo que se cree porque, dada la filosofía de ‘fake it till you make it’ (fíngelo hasta conseguirlo), tan difundida y aplicada por los emprendedores, en las etapas iniciales se vociferan números atractivos, exagerados o estratégicamente acomodados, con el fin de llamar la atención del mercado y los inversionistas. Después de venderse como un emprendedor de éxito, creador de un producto célebre, cuesta revelarle al mundo que no, que en realidad había sido una pequeña ilusión.

3.3. Esperanzas de que en cualquier momento el crecimiento acelerado despegue.Por cierto, muchas veces esta convicción se produce como una defensa psicológica que nace por los dos puntos previos. Es decir, ‘como necesito evitar la vergüenza o el miedo, mejor me enfoco en pensar que este negocio sí tiene futuro’.

Pero también se produce porque se sobrestiman señales optimistas, percibiéndose como antecesoras o predictoras inevitables del crecimiento soñado. Por ejemplo, cuando sucede un aumento importante de las ventas en una semana en particular y se suman algunos comentarios positivos de cliente con respecto al producto, el emprendedor puede concluir que es el indicador que necesitaba para validar que su negocio tiene la capacidad de ser lo que tanto ha anhelado y, por tanto, será cuestión de persistir y nunca desistir. Sin embargo, en muchas ocasiones esos destellos optimistas son los picos más positivos que nos puede ofrecer la probabilidad semanal; son escasos y anormales, por lo que el promedio revelará números mediocres y, peor aún, se registrarán también los picos contrarios: es decir, caídas dolorosas.

 3.4. Apego emocional excesivo hacia la idea o negocio. Observo dos razones muy frecuentes que lo provocan: 

A. El fundador le ha invertido una enorme cantidad de tiempo, esfuerzo y/o dinero, lo que le pone sobre sus hombros el peso de hacerlo funcionar, a como dé lugar. 

B. Los fundadores tiene casi un pacto ‘de sangre’ entre ellos y con el negocio; es decir, emocionalmente se han comprometido tanto con la idea y entre ellos, que les cuesta traicionar el pacto.

Sea la causa que sea, observa que probablemente lo más difícil de la ecuación es poder determinar si se debe abandonar o se debe persistir. Es ese escurridizo enigma el que se dedica a producir en serie, como una gigantesca fábrica, la infinita cantidad de ‘fracasos’. Afortunadamente, este tema ya cuenta con avances importantes que llevan a su resolución, como los que comenté en el artículo que entregué hace unas semanas llamado ¿RETROCEDER NUNCA, RENDIRSE JAMÁS? ¡ESPERA! LEE ESTO ANTES DE INMOLARTE y que te invito a leer definitivamente.

 

¡Con toda, y feliz finde!