Cómo El Triángulo Del Drama Define Tu Vida Y Qué Hacer Al Respecto

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CÓMO EL TRIÁNGULO DEL DRAMA DEFINE TU VIDA Y QUÉ HACER AL RESPECTO​

Aunque el Triángulo del Drama bien podría ser un nombre de telenovela, en realidad es un modelo de interacción social disfuncional que ilustra un juego de poder que involucra tres roles: Víctima, Salvador y Perseguidor, y en donde cada rol representa una respuesta común e ineficaz ante el conflicto. Fue descrito por primera vez por Stephen Karpman en la década de 1960, y es supremamente útil porque destapa una cantidad de acciones que muchos de nosotros acostumbramos a llevar a cuestas en nuestras vidas. A decir verdad, es un modelo que nos ayudará a lidiar con esas interacciones sociales enredadas y a veces caóticas de la vida. Pero más allá de eso, y lo que considero más valioso del modelo, es que nos ayuda a lidiar con la caótica relación que tenemos con nosotros mismos.

Hoy te traigo este tema porque es muy posible que, si eres autocrítico, te sientas identificado con alguno de los roles y te ayude a abrir los ojos para cambiar aspectos fundamentales de tu vida.

Un triángulo de drama puede ocurrir en todos los aspectos de la vida: en el hogar, el trabajo, la escuela, eventos sociales, en tu mente y a nivel global. El recorrido alrededor del triángulo puede hacerse con uno mismo o con otra persona, como un cónyuge, hijo, compañero de trabajo, u otros. La mayoría de nosotros estamos programados neurológicamente para desempeñar estos tres roles, y consciente o inconscientemente elegimos uno según el contexto particular, pero a veces, una persona puede desempeñar dos de estos roles o todos ellos, según la dinámica de la relación.

¿CÓMO FUNCIONA?
En el Triángulo del Drama, cada jugador en el juego mental comienza asumiendo uno de los tres roles típicos:

Víctima: “Pobre de mí”.
Las víctimas a menudo se sienten victimizadas, atrapadas, impotentes y desesperadas. Piensan que están a merced de la vida. Son reacias a asumir la responsabilidad de sus circunstancias no deseadas y no creen tener el poder para cambiar sus vidas. Las víctimas se ven a sí mismas como impotentes o incompetentes y culpan a los Perseguidores (que pueden ser otras personas o una situación particular). Si las Víctimas continúan en la posición de “deprimidos”, les impedirá tomar decisiones, resolver problemas, cambiar el estado actual o experimentar satisfacción o logro.

Salvador: “Déjame ayudarte”.
Los Salvadores intervienen constantemente en nombre de las Víctimas y tratan de salvar a las Víctimas de un daño percibido. Se sienten culpables por quedarse a un lado y “ver a la gente ahogarse”. Los Salvadores pueden tener buenas intenciones y esforzarse por “ayudar” a otras personas según lo consideren necesario. No se dan cuenta de que, al ofrecer soluciones a corto plazo a las Víctimas, mantienen a estas dependientes y descuidan sus propias necesidades. Por eso, los Salvadores a menudo se sienten presionados, agotados y pueden no tener tiempo para terminar sus propias tareas, ya que están ocupados combatiendo incendios en nombre de las Víctimas a medida que surgen.

Perseguidor: “Todo es culpa tuya”.
Los Perseguidores son como “Padres Críticos” que son estrictos y firmes y establecen límites. Suelen pensar que deben ganar a toda costa. Los Perseguidores culpan a las Víctimas y critican el comportamiento de los Salvadores, sin ofrecer orientación, ayuda o una solución adecuada al problema. Son críticos y buenos encontrando fallas y controlan con orden y rigidez. Mantienen oprimidas a las Víctimas y a veces pueden comportarse como “matones”.

¿Eres una Víctima, un Salvador o un Perseguidor? Si eres humano, es probable que te veas a ti mismo o que otros te vean en los tres roles en diferentes situaciones.

Es importante señalar que los participantes en el Triángulo del Drama pueden cambiar de roles durante un juego mental, y si alguien en este triángulo cambia de rol, los otros dos roles también cambian.

EJEMPLO
Ana, que es esposa y madre, habla en voz alta y con frecuencia para asegurarse de que todos los demás miembros de la familia, incluido su esposo, sepan que ella está a cargo. Regularmente señala que su esposo y/o sus hijos están equivocados o minimiza cualquier esfuerzo en cuanto a tareas escolares, quehaceres o relacionados con el éxito social o laboral de ellos. Su esposo Miguel se defiende, diciendo: “¿Qué te pasa? ¿No puedes ver lo positivo de vez en cuando?” y les dice a los niños: “Están haciendo bien las cosas. No escuchen a su mamá.”

En este ejemplo, Ana es la Perseguidora. Miguel actúa como Perseguidor hacia Ana, pero solo cuando se defiende en nombre de los niños, convirtiéndose para ellos en el Salvador/Héroe. Los niños y Miguel pueden adoptar la mentalidad de Víctimas en un entorno así.

Aunque el juego de roles triangular puede no ser del todo malo, puede generar fricción y conflictos y ser perjudicial para las personas involucradas.

LA RELACIÓN CON NOSOTROS MISMOS Y UNA GUÍA DE SALIDA.
​Pero no sólo nos puede pasar en las relaciones con los demás, sino en la relación con nosotros mismos. Y es ahí donde considero que cobra mayor importancia porque podemos convertirnos en las víctimas de nosotros mismos, trasladando la culpa de nuestra situación a otras personas, al país, al jefe, al trabajo o… a la vida misma. O convertirnos en el perseguidor, lo que se termina transformando en una especie de autoflagelación. Y son esas situaciones las que hacen que el sentirse a gusto, el disfrutar, el estar tranquilo y potente para avanzar y progresar, se conviertan en un calvario y en un imposible.

Aquí una guía de 5 pasos para manejar lo mejor posible el Triángulo del Drama

  1. Aceptación y disposición
    Reformula cómo participas en tus relaciones y en la relación contigo mismo por medio de las conversaciones  que tienes en tu cabeza. ¿Cómo te hablas a ti mismo? ¿Qué te dices? Una forma de reformularlo es decir en voz alta estas declaraciones hasta que el proceso se vuelva algo natural 
  • Estoy dispuesto a examinar cómo puedo adoptar cualquiera de estos roles.
  • Quiero aprender cuándo soy vulnerable a participar en el triángulo.
  • Creo que son perjudiciales para mis relaciones y mi salud en general.
  • Me comprometo a identificar y bloquear los pensamientos de drama que brotan de mi cabeza. 
  1. Reconocer los patrones
    Recuerda tus interacciones pasadas con los demás y contigo mismo:
      ¿Incluían sentimientos de ira, soledad, enojo, tristeza, confusión, impotencia, inseguridad o miedo?

      ¿De qué manera contribuyeron a un Triángulo del Drama?
      ¿Qué roles asumiste tú y los demás?
      ¿Alguien se retiró o se mantuvo al margen completamente?

Dedica tiempo a esta parte del proceso. Reconocer dónde contribuiste al Triángulo del Drama puede ser doloroso o incómodo. Sin embargo, desde esa perspectiva, puedes empezar a establecer cómo participarás de manera diferente en el futuro. 

  1. Establecer límites

    Establecer límites puede ser desafiante a nivel mental y físico. Cuando nos enfrentamos a conflictos, tendemos a actuar naturalmente según el primer pensamiento que cruza por nuestra mente. Pero elegir pensamientos que consideren el mejor resultado a largo plazo es más beneficioso que uno que satisfaga a corto plazo y luego pueda tener un resultado negativo.

Además, limitar el tiempo que dedicas a la resolución de conflictos es esencial para establecer buenos límites. 

  1. Retirarse conscientemente
    Para retirarte con elegancia, puedes asumir el papel de observador en lugar de participante o retirarte por completo de la situación. El papel de observador es también fundamental en las conversaciones contigo mismo. Observar para identificar el rol dramático que estás jugando te permitirá neutralizar el drama para, luego, mandarlo en retirada.
  1. Reescribe tu rol
    Reescribir tu rol es parte de la Dinámica Empoderada, creada por David Emerald. Es una alternativa al Triángulo del Drama y muestra cómo podemos cambiar para construir relaciones más saludables.
  • De Víctima a Creador:
    Puedes cambiar tus pensamientos de ‘No puedo hacer esto por mí mismo’ a ‘Creo que soy capaz de asumir la responsabilidad de mi propia experiencia’. Escribe metas claras. Considera tus fortalezas. 
  • De Perseguidor a Retador Asertivo:
    Empieza por expresar tu opinión sin culpar a los demás. Practica la negociación para crear soluciones en las que todos ganen. Proporciona críticas constructivas y permite que otros hagan lo mismo contigo. También establece límites sólidos en situaciones que no se alineen con tus objetivos. 
  • De Rescatador/Héroe a Guía:
    El primer paso para pasar de ser un Rescatador/Héroe a ser un Guía es reconocer que estás permitiendo que otros sigan siendo Víctimas en lugar de proporcionarles las herramientas para que se ayuden a sí mismos. En segundo lugar, los Rescatadores/Héroes tienden a poner sus propias necesidades después de las de todos los demás. La transformación de Rescatador/Héroe a Guía radica en tu creencia de que las personas pueden cuidar de sí mismas y en ser un apoyo alentador, no un creador de dependencia.

Espero que esta herramienta te ayude en tu vida y tu trabajo. Pero no esperes; ¡ponla en práctica ya!

 ¡Feliz finde y con toda!