Este nuevo lanzamiento que sacó la Industria de Licores del Valle del Cauca en Colombia, nos enseña cosas positivas y otras que deberían quedar como aprendizaje para muchas compañías.
Hace unos meses conocí este nuevo producto y, al verlo, me causó una gran impresión inicial. No porque me guste el aguardiente; de hecho, lo detesto, pero la configuración de nombre, etiqueta, y la innovación que intuía traía el líquido, me hizo sonreír. Sin embargo, me duró poco porque después me encontré con un obstáculo; un error en el que no deben caer las compañías en las innovaciones que lancen al mercado. Es un buen caso para aprender.
Pero vayamos entonces a los puntos clave:
Primero que todo, debo decir que considero que, en general, es una muy buena innovación. Por varias razones:
✅ Porque a mucha gente no le gusta el sabor punzante del aguardiente tradicional, y cuando le dan otros matices, pues cala mejor. Yo, por ejemplo. No probaba un aguardiente hace como 20 años y probé uno de estos y sinceramente me gustó. El sabor es más amable, más rico, probablemente más complejo. De esta manera llegan a otros consumidores y otros mercados que eran inaccesibles con el producto tradicional.
✅ Porque le da un aire refrescante a la personalidad de esta bebida tan tradicional. Esto amplía y refuerza lo del mercado que mencioné en el punto anterior.
✅ Porque el diseño de la botella y la etiqueta le dan una distinción a la bebida, pero además se percibe original, rica, agradable. Por otra parte, los elementos utilizados conectan con su nombre de “origen”. Hay una especie de misterio y magia interesante en la gráfica… que atrapa generando curiosidad. A decir verdad, tiene alguna semejanza a algunas botellas y etiquetas de tequila, lo que trae dos beneficios, al menos:
- Le otorga al producto un sello y una personalidad de “denominación de origen” o de propiedad de región o país, muy especial. Como ocurre con el tequila, por ejemplo, el cual asociamos tan fuertemente con la cultura mexicana y de Jalisco.
- Muchos podrían asociar (y de hecho me lo dijeron algunas personas con las que hablé) que el aguardiente tiene alguna composición o proceso asociado al tequila, lo que enriquece su mística, su sabor, y su historia. Esto potencia el producto.
¿LO QUE HAN PODIDO HACER MEJOR?
🚫 Que, aparte del color, uno no sabe la diferencia entre las 3 versiones. He tratado de entender las diferencias y la etiqueta no dice nada, no orienta al consumidor. Uno queda confundido y preguntándose cuál debe comprar. ¿Alguno tiene algo de tequila? ¿Alguno tiene una amistad con ginebra? ¿Alguna barrica de whisky por ahí? Ni idea.
Al final, entonces mejor no comprar nada.
Es una buena lección: siempre la innovación debe estar soportada en un claim racional que diferencie al producto de los demás que ya existen y además ofrezca un motivo claro por el cual debería comprarse (un beneficio).
Porque hicieron bien la tarea con el producto, con la conexión emocional por medio del branding visual, con el Deseo Profundo inconsciente el cual busca conectarse con las raíces culturales – con los orígenes… pero les faltó redondear la propuesta de valor con lo que, incluso, la mayoría nunca falla: con el racional.
Me parece que tienen tiempo de corregir. ¡Ojalá lo hagan porque tienen un bonito producto entre manos!
Si quieres profundizar en este tema y entender cómo poder evitarlo / aplicarlo en tu compañía, escríbeme a mi email gerardo@criterium.com.co