Curso De Restablecimiento Y Acondicionamiento Mental

¡Neuronas para tu Finde!

Sabiduría científica para inspirar y crecer tu mente. Porque sólo cuando crece tu Mente, crece tu Empresa.

 

Hoy te traigo algo muy especial. Definitivamente algo MUY especial: un plan maestro para restablecer y acondicionar la mente para transformarte en un ganador de tu propia vida. Este plan ha sido producto de mi investigación de más de cinco años en relación a este tema, y de más de 24 años comprendiendo la mente humana, por medio de la práctica de disciplinas como la neurociencia, la psicología evolutiva, la antropología, el psicoanálisis, la lingüística, y la psicología clínica. Pero no sólo eso. He comprobado que funciona porque lo he puesto en práctica en mi desde hace cuatro años, y me ha dado enormes resultados. Tanto a nivel personal, como familiar, como laboral. Espero que a ti también.

Ojo. No existe la receta perfecta. Siempre tendremos nuestros altos y nuestros bajos. De hecho, ¡son necesarios! Así es que esto no es una pócima de la felicidad, un elixir del éxito. Pero son herramientas que, seguidas y practicadas, transforman la vida. Definitivamente. Mi vida ha sido un antes y un después luego de implantar este método en mi vida.

NOTA CLAVE: Esto no es para gente enferma, deprimida, ansiosa, o con alguna condición mental o emocional. NO. Claro que sirve para todos ellos, por supuesto. Pero lo bonito de este método, es justamente el hecho de que gesta e instala la configuración mental que todos deberíamos tener para vivir mejor. Para llegar mejor y más rápido a lo que queremos ser. A la vida más satisfactoria que podríamos vivir. Todos.

Este plan consta de 12 semanas de ejercicios para que en ese lapso de tiempo sean aprendidos y adoptados. Luego, todos deberán mantenerse en el tiempo como prácticas diarias o semanales con el fin de que se tornen en un hábito generalizado que produzca el efecto ganador.

  1. SEMANA 1 Y 2: Autoconciencia
  2. SEMANA 3 Y 4: Détox y configuración mental
  3. SEMANA 5 Y 6: Polo mental
  4. SEMANA 7 Y 8: Técnicas de fortalecimiento mental
  5. SEMANA 9 Y 10: Acondicionamiento corporal
  6. SEMANA 11 Y 12: Hábitos de crecimiento

Se aclara que TODOS los pasos son necesarios para alcanzar un punto en el que de nosotros fluya una energía mucho más pura y poderosa que nos haga GANADORES EN NUESTROS PROPIOS TÉRMINOS. No ganadores del vencer a otros, necesariamente. Aunque eso se producirá por su propia cuenta; como un efecto natural del proceso (en ámbitos de negocios o deportivos, por ejemplo). Pero ese no será el objetivo. El objetivo es el de ser ganadores dentro de nosotros mismos; y eso significa vivir una vida satisfactoria, plena, llena de energía.

​​SEMANA 1 Y 2: AUTOCONCIENCIA

3 preceptos que guiarán nuestras acciones durante 2 semanas.

Precepto 1:
Sólo cuando podamos ser conscientes de nuestras sensaciones corporales para darle sentido a nuestras emociones, es que podremos liberar la tensión de nuestro sistema nervioso. Es esa tensión la que le da fuerza a nuestros temores, tristezas, desazón y, en general, a todas nuestras limitaciones.

Precepto 2:
Sólo cuando seamos conscientes de nuestro diálogo interior, es que podremos cambiarlo. Y es necesario cambiarlo porque lo que pensamos determina nuestro estado de ánimo y, así mismo, nuestras acciones: con la familia, con nuestros amigos, con nuestro trabajo, con nuestro cuerpo, salud, etc.
En lo que piensas te conviertes.

Precepto 3:
Sólo cuando aceptamos que hay situaciones externas a nosotros que no podemos controlar, por muy difíciles y duras, es que podremos despojarnos de cargas que nos mantienen pesados, marchitos o limitados. Este precepto lo pondremos en práctica en la semana 2.

SEMANA 1 

ACCIONES EN TORNO AL PRECEPTO # 1:

Sistema Interoceptivo:
Para ejercitar nuestro sistema interoceptivo, que es la relación neuronal entre todos los órganos y nervios de nuestro cuerpo con el cerebro (lo que forma lo que llamamos “mente”), debemos realizar algunos ejercicios. Debes tener siempre presente que el objetivo es el de SENTIR y ESCUCHAR a nuestro cuerpo, sin juzgarlo, sin “medirlo”. Sólo sentirlo. Observarlo. Porque nuestro cuerpo tiene muchísimo por decirnos cada día pero lo ignoramos por medio de nuestro cerebro “inteligente” (corteza pre-frontal) ya que éste no quiere escuchar “estupideces” o temas que nos hagan perder el tiempo, o que nos desvíen de lo que la sociedad y nuestros planes nos imponen. Ese rechazo va acumulando en nuestro cuerpo tensiones que terminan explotando en dolencias, espasmos, depresiones, ansiedad, procrastinación, o el consumo de dopamina chatarra, la cual obtenemos de comida poco saludable, exceso de comida, Netflix, redes sociales y demás.

Esto ocurre porque nuestra “cabeza” no es independiente al cuerpo. Tu cabeza puede querer alcanzar unos objetivos, puede querer hacer cosas… pero si tu cuerpo no está a punto, no serán posibles. Por eso es que nuestra mente es todo nuestro cuerpo; no sólo el cerebro.

Más allá de eso, resulta que mucho de lo que nos limita son aprendizajes, prevenciones y pequeños (o grandes) traumas producidos en nuestra niñez y que se almacenan en nuestro inconsciente. Y el inconsciente se alimenta también de señales que emite el cuerpo por medio de su sistema nervioso, por lo que acceder a esas señales nos permitirá oírlo y, en consecuencia, apagar su lado dañino. Porque es así de sencillo: cuando lo escuchas y lo sientes, lo comprendes. Y al comprenderlo, se apaga su “llamado” limitante.

EJERCICIO # 1: SALUDA LAS DIFERENTES PARTES DE TU CUERPO
Aleatoriamente, en cualquier lugar en el que te encuentres, en cualquier circunstancia en la que estés, cierra los ojos, sé consciente de tu respiración; inhala profundamente (tanto, que sientas que se te inflan las costillas y el estómago) y exhala suavemente y por completo hasta que te quede muy poco aire por soltar. Repítelo de manera sistemática y, mientras lo haces, escanea todo tu cuerpo con tu ojo interior, saludando a las diferentes partes de tu cuerpo. Sintiéndolas con cada apretón de manos que les das. Enfoca especial atención en el estómago, el corazón, el cuello, hombros y cabeza. Uno a uno, uno por uno.

Podrías hacer un ejercicio primero para tu estómago, luego otro para ver a tu corazón… y así sucesivamente. Incluso, puedes decidir mirar y saludar una parte del cuerpo que no te he sugerido pero que sientas adolorida o con algún asunto por resolver. Identifícala y hazla protagonista del ejercicio. 

  • ¿Cómo se siente? 
  • ¿Duele?
  • ¿Sonríe?
  • ¿Llora?
  • ¿Grita?
  • ¿Pide tu atención?
  • ¿Está relajada?
  • Describe sus emociones. Sí, ¡las del estómago, la del corazón, el cuello…! ¿Cómo son?

Recuerda: durante el ejercicio, no las juzgues, no te digas “ohhh, estoy mal”, u “ohh… que bien que estén así…”. No busques explicaciones. No busques justificaciones. Y la razón es muy sencilla: no hay emociones buenas y malas. Por mal que te parezca la rabia o la tristeza, en realidad son estados naturales (y hasta necesarios) que hay que canalizar. Al juzgarlas las reprimimos y al reprimirlas las enquistamos, haciendo que se oculten dentro de nuestro sistema para, como el volcán, explotar en lava dañina el día menos pensado. De modo que sólo saluda esas partes del cuerpo y siente lo que te dicen, la forma como se expresan. Sé empático con ellas. Al final, la idea sólo es la de identificar qué te está tratando de decir tu cuerpo. Nada más. 

  • ¿Cuánto tiempo? Cada ejercicio de estos puedes comenzar haciéndolos por sólo 20 segundos, pero la idea es que vayas profundizando en la escucha de las diferentes partes del cuerpo, por lo que es importante que aumentes de a poco el tiempo hasta llegar al minuto (60 segundos). No es absolutamente necesario aumentar más de eso. Sería buenísimo hacerlo por 10 o 15 minutos, pero a la mayoría le funciona esas repeticiones cortas.
  • ¿Cuántas veces? Hazlo al menos 3 veces al día durante la primera semana.
  • ¿Qué puedes esperar? De manera inmediata no vas a ser consciente de nada. Seguirás con tu día como siempre y podrías pensar que el ejercicio fue tan inútil como las cordales. Pero a lo largo del día, o al final del día, deberías empezar a sentir mayor armonía y balance en tu estado mental, en tu estado de ánimo. Puede que tampoco seas consciente de ello; no es fácil serlo, pero es lo que la mayoría reporta que le sucede cuando comienza a identificar sus efectos. Y, sin duda, es lo que me sucede a mí.

Clave:
Escribe en un calendario o en un programa de productividad como Asana, o de organización como Evernote, alarmas para recordar los ejercicios. Es fácil olvidarlos con “el día a día”. 

EJERCICIO # 2: AROMATERAPIA DE LAS EMOCIONES
Escoge un aroma que te guste. Puede ser el shampoo con el que te bañas, una crema, un aceite esencial. Lo que sea que te guste y te dé tranquilidad, o que te inspire. Mejor aún, uno que puedes oler más de una vez al día.

El ejercicio, en todo caso, consiste en acercarte a ese olor, inspirarlo a profundidad mientras lo sientes con todo tu cuerpo. No es embadurnar tu cuerpo de la crema o el aceite. Lo que digo es que, al olerlo, debes sentirlo con todo el cuerpo. Todo. Todo tu cuerpo debe empaparse de su aroma. Luego exhala suavemente.

A mí, por ejemplo, me gusta comprar un aceite para las manos, de aroma suave, que calma, el cual disfruto oliendo durante buena parte del día. Hasta que ya su aroma se extingue. Luego de unas semanas me aburro y tomo otro olor. Eso funciona bien.

Tip: Hazlo con los ojos cerrados y con el cuerpo quieto. Evita, por ejemplo, las piernas inquietas.

  • ¿Cuánto tiempo? Repite el inhalar y exhalar al menos 3 veces seguidas. Ojalá 5.
  • ¿Cuántas veces? Lo puedes hacer múltiples veces al día. Ideal, más de 3 veces.
  • ¿Qué puedes esperar? Este ejercicio te ayudará a estar en el presente, a darte cuenta que puedes consentir tus sentidos y, por tanto, a ti. Te ayuda a valorarte más. Además, liberará neurotransmisores de calma, como el ácido gamma-aminobutírico.

Todo esto irá preparando nuestro balance neuronal hacia una transformación de pensamientos en las próximas semanas.

EJERCICIO # 3: LA HOJA DE EMOCIONES
Antes de comenzar a trabajar, todos los días durante la primera semana, escribe en una hoja, mejor si es a puño y letra, todas las emociones que sientes en ese momento. Haz un listado y ve guardándolo.

Repite el ejercicio en las noches.

¿Qué puedes esperar? Aprenderás a estar más en sintonía con tus emociones, lo cual inmediatamente te situará en un estado de balance y control.

Irás dándote cuenta que en la medida en que pasen las semanas, la cantidad de emociones positivas y neutras aumentarán en relación a las negativas.