¡Neuronas para tu Finde!
Sabiduría científica para inspirar y crecer tu mente. Porque sólo cuando crece tu Mente, crece tu Empresa.
Hoy te comparto una revelación, un súper truco, que considero que le puede poner punto final al problema de conseguir tus metas. Al problema de desistir. Al problema de sentir que no llegas. A la frustración que sientes porque no alcanzas lo que sueñas.
Comencemos.
EL PROBLEMA
Uno de los grandes desafíos del máximo desempeño es la persistencia. Esto, a pesar de que la mitad de las frases célebres nos la recuerden, y también todos los libros de superación personal, los de emprendimiento y hasta las mamás y las abuelas. Pareciera que entre más nos lo dicen más difícil de agarrar se vuelve. A lo que voy es que, aun cuando este tema de persistir para alcanzar nuestros sueños y metas ya está trilladísimo, lo cierto es que el concepto ha sido supremamente inefectivo porque, si hay algo de lo que adolezca la humanidad, es de persistir en la consecución de los sueños y metas. Más fama no pueden tener las promesas rotas que se hacen los 31 de diciembre para bajar de peso, entrar al gimnasio, comer sanamente, abrir nuestro propio negocio, escribir nuestro libro… etc… etc… Somos buenísimos prometiendo y malísimos cumpliendo. Generalmente empezamos con ganas, pero poco a poco el fuego se va ahogando como cuando al fósforo lo dejamos sin aire. Hasta que desistimos, generalmente agarrados de una gran excusa.
Y el emprendimiento no es ajeno al problema. Los emprendedores tenemos claro que debemos persistir porque se presentarán cuatro millones doscientos cuarenta mil obstáculos, y cuando vamos en uno o tres millones, ya creemos que el cuento es literalmente imposible. O, al menos, demasiado desgastante. Por eso las tasas de muerte de los emprendimientos son tan altas.
¿Qué hacer?
Yo mismo he sido víctima del desespero que termina haciéndome claudicar. Muchísimas veces. Por eso me he interesado tanto en escudriñar la forma de solucionar el problema porque siento que muchas veces desisto antes de tiempo. A decir verdad, se me ha vuelto un desafío comprender la razón por la cual desistimos, porque como bien he aprendido en mi carrera: si comprendes bien el por qué, tienes la mitad de la solución.
Pero entonces, ¿por qué desistimos antes de tiempo?
- ¿No tenemos clara la visión?
- ¿No nos apasiona lo suficiente?
- ¿No conecta con nuestro real propósito de vida?
- ¿No contamos con todas las destrezas para llevarlo a cabo?
- ¿No sabemos establecer objetivos?·
- ¿No sabemos cómo motivarnos?
Las preguntas pueden ser mil. Pero a pesar de lo abrumador que puede ser hallar la respuesta, mientras investigaba hace varias semanas para uno de los libros que escribo, pude tejer un análisis valiosísimo que he comenzado a aplicar con resultados estupendos. Y por eso he decidido compartirlo con ustedes aquí.
EL DIAGNÓSTICO:
A todos nos dicen que debemos es disfrutar el VIAJE en vez de obsesionarnos con el objetivo final. ¿Pero cómo demonios se hace eso? Parece obvio, pero ya en la práctica, en el tormentoso día a día, no es fácil. Pongamos el ejemplo que, como emprendedor, visionas y sueñas con convertirte en la empresa más grande del sector en tu país, lo que significa crecer hasta tener más de dos mil empleados y vender al año más de 500 millones de dólares. Digamos que vas en medio millón de dólares, lo que significa que apenas vas por el 0.1% de tu viaje. Estás en pañales.
O si quieres podemos poner otro ejemplo: pesabas 100 kilos, visionas rebajar hasta 80, y ahora mismo vas en 99.
El hallazgo increíble es este: a pesar de que conscientemente sabemos que son muchísimos los escalones que tenemos por delante, inconscientemente nos enamoramos tanto del sueño, de la cima, que dejamos de estar conscientes de la cantidad de escalones que necesitamos subir para llegar hasta la meta, lo que hace que nuestro subconsciente lo termine considerando como un trámite obligatorio, forzoso, aburrido, y hasta tortuoso.
Parece contraintuitivo que ‘sabemos que son muchísimos los escalones que tenemos por delante, pero dejamos de estar conscientes de ellos’. Sin embargo, es ahí donde está el secreto del hallazgo. Porque es justo lo que ocurre: aunque nos imaginamos que debemos subir una escalera de muchísimos escalones, inconscientemente perdemos de vista que gracias a cada uno de esos escalones es que podremos llegar a nuestro sueño. Es decir, los escalones no son tus enemigos. Al contrario. Cada escalón es tu amigo porque es quien te ayudará a llegar. Si él no existiera, no llegarías a ningún lado. Porque no hay atajos. Por más que los imploremos y deseemos, no existen. Simplemente, no hay forma de llegar a nuestro sueño sin subir cada uno de esos escalones.
Parece estúpido, ¿cierto? Tan obvio que cualquiera pensaría que lo que digo es tan elemental que no tiene nada nuevo, pero nuestro inconsciente suele ponernos zancadillas que limitan nuestro comportamiento, y ni lo vemos venir. Veamos, ¿cuántas veces has dicho?:
- “Uf… cómo me encantaría cerrar los ojos y que ya sea mañana”.
- “Cómo me gustaría cerrar los ojos y ya estar en mi casa. Teletransportarme.” (Cuando estás en otra ciudad o estando en el trabajo).
Es la demostración tácita de que a todos nos encantaría evitarnos el trámite, en buena medida porque la meta máxima nos nubla hipnotizándonos. Y aplica tanto para los viajes físicos como mentales, porque todo viaje humano es estresante y peligroso, sea físico o mental. Desde los tiempos inmemorables, todo viaje acarrea peligros. Es sabido que los hombres de la antigüedad soñaban más con el regreso que con la partida. Por eso inconscientemente preferimos motivarnos, día a día, con el señuelo de la cima y, aunque sabemos que existen los escalones, terminamos perdiéndolos de vista y, más aún, olvidamos ‘vivirlos’ y ‘amarlos’. Es la razón por la cual muchas personas prefieren la liposucción que dedicarse unos meses a rebajar yendo al gimnasio y cambiando su dieta. Aunque esta segunda opción ofrezca menos riesgos y resultados más duraderos. Pero nos es tan difícil hacerlo porque emprender el viaje nos exige cambiar nuestros más profundos hábitos, lo cual duele. Y mucho. De hecho, el viaje nos exige cambiar de identidad.
¿O cuántas veces durante la vida de tu emprendimiento te quedas embelesado dentro de una burbuja de sueños sacando las cuentas de cuando seas grande, imaginando todo lo que harías cuando cumplas con tu meta de tener mil o dos mil empleados? (Ejemplo ambicioso). Creemos que es una buena forma de motivarnos ofreciéndonos una ilusión, pero en realidad no lo es porque contribuye a que te frustres cuando no veas progresos rápidos hacia la cima. Lo más impactante de todo, es que mentalmente te deforma la realidad del viaje que debes cumplir para llegar a donde quieres porque te impide dimensionar qué cara tiene el progreso diario, semanal o mensual hacia tu gran meta. Es decir, te impide comprender cómo sentir el día a día, escalón tras escalón, y hasta te engaña en cuanto a los objetivos cuantitativos escalonados que te impones. Esto es de lo más relevante del diagnóstico porque nos muestra que tenderás a dudar acerca de si lo que pasó en tu día o en tu semana (escalón) fue un avance significativo hacia tu meta máxima. No lo sabrás, no lo tendrás claro, y entonces te confundirás y te defraudarás. Pensarás que vas muy lento y que no avanzas. Quien viaja sólo pensando en el arribo, piensa que todo avance es exiguo. Por eso claudicamos.
LA SOLUCIÓN:
Entonces, si ya sabemos que una muy buena razón por la que desistimos tiene que ver con que inconscientemente perdemos de vista los escalones y nos obsesionamos es con la meta que nos hipnotiza, impidiéndonos comprender qué cara tiene el progreso diario y vivir-amar el día a día, entonces lo que debemos hacer son seis cosas. Seis cosas que constituyen uno de los trucos más importantes que he aprendido en los últimos tiempos:
Los 6 pasos:
- Decide emprender tu viaje personal: Los que no salen al viaje en búsqueda de su polo magnético, están apagados, tienen miedo y ven el mundo como algo amenazador o intimidante; tienen mentalidad de vasallos. En cambio, los aventureros, salimos a conquistar.
- Establece una gran meta, identifícala, píntala, pero no te obsesiones con ella. De hecho, ni la mires todos los días, ni si quiera cada semana. Tenla presente en tu cabeza, ten claro que esa es tu meta máxima, pero no la uses como aliciente de tu día a día. Que no sea el origen de tu motivación.
- Acepta forzosamente que los escalones son inevitables para llegar a tu gran meta y que no existen atajos o pasadizos secretos, por más que los sueñes o los visiones (si quieres profundizar en la Aceptación forzosa, te invito a leer mi artículo de Lady Gaga).
Mira esta gran frase que me encontré:
Es realmente hermosa e impactante, porque siempre queremos llegar YA al sueño máximo saltándonos todo lo que implica llegar hasta él. Pero no, no sólo no se puede, sino que no sabrías a dónde llegaste. De modo que jamás valdría la pena llegar.
- Descompón tu objetivo máximo en pedazos grandes y luego, cada uno de esos divídelos en pedacitos pequeños. Esta no es nueva. Ya lo sugieren muchos, pero es un paso fundamental porque esos objetivos serán parte activa de los escalones. O, al menos, de un grupo manejable de escalones. De modo que, si vas a querer conquistar 500 millones en 10 años, ¿entonces cómo se ve el progreso por año, luego por trimestre, por semanas? Y así mismo aplica para la rebaja de peso, o para cualquier otra meta que te impongas.
- Enamórate de los peldaños; ese es tu verdadero objetivo y tu sueño: Tu gran meta es la gigante. La cima. Pero tu OBJETIVO es vivir los peldaños y enamorarte de ellos. ¿Ves la diferencia? Tu objetivo NO es la cima, amigo(a). Tu objetivo es el día a día. Es más, tu SUEÑO es el día a día. De manera que toma ya la decisión consciente de que los peldaños de ese viaje que emprendes serán de ahora en adelante tu novio(a), esposa(o) y mejor amigo(a). Así de sencillo. Recuerda que sin ellos sería imposible llegar a donde quieres. Entonces, de ahora en adelante cambia la actitud porque si de por sí son inevitables, y además son una bendición porque al existir posibilitan la meta, entonces de ahora en adelante los adorarás. Es una decisión mental y personal verlo de esa manera, y de ahora en adelante la harás.
- Vive el presente. Vive tu objetivo: Ya que decidiste amar los peldaños, entonces ahora es momento de actuar en ese sentido, cada día.
La frase de más arriba (“Sólo puedes saber dónde estás si recuerdas cómo llegaste”) demuestra nada más ni nada menos que, luego de llegar, debías haber vivido cada día del viaje con el fin de recordarlo. O sea, tenías que haber estado consciente del presente y evitar volar mentalmente hacia el futuro, embriagándote con la cima (tu meta máxima). Esto es enorme porque existen hoy muchas técnicas que se han desarrollado para ayudarnos a sentir y vivir el presente. Aquí algunas que te ayudarán:
- Ejercicios de relajación consciente: Se sale del objetivo del escrito de hoy, pero te recomiendo investigar acerca de respirar y estar consciente de tu inhalación y exhalación durante todo el tiempo que puedas. Y no importa que te desconcentres y se te olvide y pienses en mil cosas más. Simplemente trata de recordar que lo haces y vuelve a ella. Y vuelve. Y vuelve.
- Disfruta de todos los momentos con gente y actitud: Disfruta con tus colegas de trabajo, con tus amigos, con socios. Sal con ellos, disfruta, ríe, discute, aprende. Debes hacer divertido tu día a día, tus escalones. Tu vida es el día a día, no la cima.
- Ten vida social y familiar: Se ha descubierto que es el mejor predictor de la felicidad. Escribí hace unos meses acerca de este tema.
- Camina por la naturaleza y rodéate de ella: Es de las mejores formas de apreciar el presente y de calmarnos.
- Reduce la televisión y las redes sociales: Te cargan de dopamina chatarra y dinamitan tu real motivación.
- Positivismo consciente: En momentos en que las cosas están difíciles o no están saliendo como esperas, recuerda que así son los escalones. A veces bajas varios, a veces te detienes un rato descansando, a veces más de la cuenta, pero esto no está mal. Es normal. Luego verás que vuelves a subir. La mentalidad y el hábito (porque es un hábito) de verle lo positivo a TODO por muy malo que parezca, te hace disfrutar del momento, de los retos, y hasta de los obstáculos. Es en serio.
- Gratificación: El hábito de agradecer por todo lo que tienes en la vida (por mucho que creas que te hace falta lograr cosas) siempre lo vi como un acto de mediocridad y hasta medio religioso o esotérico. Qué equivocado estaba. No te imaginas todo lo que contribuye a tu bienestar y a la consecución de tu sueño. Escribiré más al respecto otro día, pero te invito a investigar más este tema.
Claro, ya nos decían que había era que disfrutar el viaje… y sí, pero al menos yo no entendía bien cómo hacerlo. Nunca encontré alguien que me explicara el detalle del ‘cómo’, y helo aquí. Espero lo hayas disfrutado, pero, sobre todo, que lo apliques y me puedas contar cómo resulta. Escríbeme a gerardo@criterium.com.co . Me encantaría saber para seguir aprendiendo.
Finalmente, aclarar que por supuesto que este grandísimo truco (ya no creo que sea pequeño) no es lo único que se necesita para cumplir nuestras metas máximas porque tendrán que estar alineados con tu Propósito, con tus habilidades, tendrás que tener salud mental, tendrás que tener otras destrezas, suerte… y probablemente muchas otras cosas más, pero por mi experiencia, si los aplicas pueden tener la capacidad de cambiar tu vida entera.
¡Con toda y buen finde!