CÓMO LA CULTURA DEL “VIVO VIVE DEL BOBO” IMPACTA TU NEGOCIO E IMPIDE NUESTRO CRECIMIENTO

Lo visto en la final de la Copa América es una exportación del eterno modelo de colarse en el Transmilenio sin pagar, cría de ese “sálvese quien pueda” afanoso que lleva a aprovecharse de las circunstancias aunque sea violando la ley. Porque desde pequeños nos moldean para ser avispados, vivos, para que “partamos la papaya puesta” aunque eso implique hacerle el quite a las normas del sistema en el que nos encontremos. Nuestra cultura premia al vivo porque se asocia sagaz y capaz de salir adelante, y acosa (bullea) al bobo recto porque se asocia lento e incapaz. La paradoja impensada, es que son esas culturas “bobas” las que más prosperan y son más felices. En este artículo exploro por qué y qué hacer al respecto.

 

¿Qué tan grave es el rasgo cultural colombiano y latinoamericano que propició los desmanes y vandalismos en el Hard Rock Stadium de Miami? ¿Qué tanto incide ese rasgo en el progreso de tu empresa, en nuestra economía, calidad de vida y felicidad? La respuesta es: Muchísimo más de lo que los empresarios y políticos sospechan. Porque si supieran lo relevante que es, ya lo habríamos intervenido. Pero como es un elemento cualitativo, difícil de medir, no se le atribuyen efectos “objetivos” que reciban atención de esos políticos y empresarios para ser combatido. De los pocos que recuerdo que alertó sobre sus nefastos efectos y providencialmente lo combatió con alguna efectividad, fue Antanas Mockus durante sus alcaldías de Bogotá. Del resto, muy poco.

En cualquier caso, hay que decir de frente que el rasgo cultural de “la viveza”, de “el vivo vive del bobo”, es una de las razones por las cuales nos mantenemos en el tercer mundo. Pero es un rasgo tan complejo que hay que ir hasta la época de la colonia para comprenderlo, para luego aplicar algo de neurociencia, sociología, antropología y psicología para develar las razones de su existencia, así como de sus efectos en nuestra calidad de vida y en la misma estrategia de tu compañía. Lo esperanzador es que, al comprenderlo, se nos aparecen como por arte de magia los caminos que podríamos tomar para neutralizarlo de a poco, hasta lograr menguar su poder devastador en la economía y nuestra convivencia. Es todo eso lo que expondré hoy.

LA RUTA INDICADA NO VA AL CIELO
Si hay un recuerdo que tengo marcado de mi niñez es que los métodos ortodoxos no servían para avanzar más que el resto de niños o para ser popular en la escuela. El que era pegado a la norma, el que se ajustaba a las instrucciones, quedaba relegado. De niño y adolescente siempre recuerdo cómo lograban más los que se copiaban en los exámenes, los que se charlaban a los profesores para conseguir beneficios ilegítimos, los que le pegaban a los otros, los que con más creatividad insultaban, los que iban más rápido en su vehículo, los que chantajeaban. Esos tenían más admiradoras, sacaban muchas veces mejores notas, y terminaban siendo más populares; el objetivo magro de cualquier chico. No voy ahora a decir que jamás participé en nada de ello, porque la cultura somos todos, pero siempre me causó curiosidad ese efecto cómico de la sociedad: te dicen que hagas X cosa, pero si haces Y para tomar un atajo, generalmente te va mejor. Entonces ¿para qué las normas?

Recuerdo muchos estudios de mercado que hemos hecho con consumidores que demuestran que el colombiano y muchos latinoamericanos preferimos no seguir instrucciones, por ejemplo, para preparar una receta o para cocinar un producto; esto es problemático para muchas marcas que para ser preparadas adecuadamente requieren unos pasos claros, como algunos tipos de arroz, por ejemplo. Uno de los grandes lastres de los arroces saborizados, e incluso del parbolizado y el integral, es que deben cocinarse de modo distinto al arroz tradicional (blanco) o siguiendo unos pasos que, dicho sea de paso, son sencillísimos. Pero no. No nos gusta leer, no nos gusta seguir instrucciones, no nos gustan que nos digan cómo hacerlo. Así que cada preparación termina siendo una obra de arte propia. El anglosajón, en cambio, no es así. En Estados Unidos, se prioriza tanto la practicidad y la línea ya probada del “cómo se deben hacer las cosas”, que todos los centros comerciales son iguales, todas las carreteras son iguales, muchísimos condominios son todos iguales, los aeropuertos son iguales, las cocheras de las casas son iguales, casi todas las casas tienen afuera un arco de baloncesto… y así sucesivamente. Todos se ajustan a un sistema de instrucciones en común.

EL ORÍGEN DEL PROBLEMA
Ya en el pasado he escrito acerca de este tema y no voy a ser redundante, pero al menos decir que es evidente que el problema nace de la propia colonia, cuando quedamos mezcladas las tres razas primarias: blanca, indígena y negra. Esto generó un quiebre fundamental que no se encuentra en las culturas anglo y nórdicas en general, y es que en Latinoamérica la sociedad quedó psicológica y emocionalmente fraccionada. Quebrada. A ver, primero consideremos la evidencia neurocientífica para luego llevarla al campo que nos interesa:

  • Resulta que los seres humanos, por instinto biológico, explicado por la liberación de oxitocina, tendemos a rechazar a las personas que son físicamente distintas a nosotros. A mayor diferencia física, más rechazo y menos empatía; es decir, menos producción de oxitocina, que es la hormona que nos permite crear lazos emocionales con la gente. Esto ocurre en su mayoría de manera inconsciente, pero es real. La reacción empática de dos personas que se asemejan físicamente es totalmente distinta a la de dos personas que difieren de manera importante. La razón es neuroquímica.
  • Este “pequeño” detalle es tan mayúsculo que logra explicar por qué en los países escandinavos hay más progreso, menos conflictos y mayor felicidad. Allá, desde hace miles de años, la raza y la cultura se ha mantenido bastante homogénea. Mientras tanto, Latinoamérica es un sancocho racial y cultural, el cual trae hermosos resultados culturales, pero también enormes problemas y conflictos.
  • Por eso, el neuroeconomista Paul Zak y autollamado “Dr. Amor”, insiste que la oxitocina es el químico detrás de la moral de nuestra sociedad y el altruismo recíproco. Más que eso, es el químico detrás de la Confianza, lo que, según él termina siendo el estandarte del bienestar y progreso en cualquier sociedad. Fue él uno de los que más ha hecho eco del valioso hallazgo que indica que los países que cuentan con mayores niveles de confianza tienen gobiernos más estables, mayores niveles de ingresos, menos tasas de crímenes y mejor educación[1]. En Noruega tienen altos niveles de confianza porque una alta proporción de sus habitantes comparten ancestros comunes (tienen apellidos de origen común). Con mayor probabilidad confiarás en parientes o en personas que se parezca a ti. Justo lo contrario a Colombia y otros países de la región. Zak llegó a la misma conclusión de los otros investigadores, pero por otra vía.

Con razón Peter Drucker opinó en los 90’s, cuando se decía que Brasil sería la siguiente potencia mundial, que lo dudaba. ¿Por qué señor Drucker? “Porque todavía hay mucho racismo.”

  • Nuestros estudios antropológicos, que desde hace más de 20 años validan todo lo mencionado, encuentran eco en otros que se han desarrollado internacionalmente y que hemos conocido en los últimos años. Erkan Gören de la universidad alemana de Oldenburg ha demostrado que la diversidad racial y étnica afecta el crecimiento económico, la cultura ciudadana, aumenta la criminalidad, y reduce la eficiencia gubernamental[2]. Incluso, se asocia con más guerras civiles. Quiero hacer aquí una aclaración: El problema no son los indígenas, los negros o los blancos. El problema no lo produce un grupo en particular. El problema radica en la composición de la diversidad dentro de una unidad poblacional (ciudad, región o país). Más aún, si esa diversidad racial/étnica es desproporcionada poblacionalmente.

Veamos:

  • Desde 1997 Easterly & Levine ya habían demostrado que el PIB es inversamente proporcional al grado de división o granularidad étnica. Argumentaron que el pobre desempeño económico de la mayoría de los países africanos se debía, en parte, a que muchos grupos étnicos convivían en un solo país. Incluso pudieron demostrar que la granularidad étnica viene acompañada de baja adherencia escolar, afectación financiera, y calidad de la infraestructura.
  • Dos años después, La Porta et al. (1999) encuentra en una investigación que las sociedades de alta granularidad étnica muestran un desempeño gubernamental menor. Esto es, el establecimiento de instituciones públicas que promuevan el crecimiento del PIB por medio de un sistema de baja corrupción y burocracia. Además, encontró que estas sociedades sufren de bajo desempeño del sector público, lo que termina reduciendo el desempeño económico.

 ✔ Después, Garcia-Montalvo & Reynal-Querol (2005b) encontraron que la difusión de ideas se veía reducida o impedida cuando una sociedad tenía alta heterogeneidad étnica, sobre todo cuando diferentes grupos estaban en conflicto.

✔ Sin embargo, estos dos investigadores encuentran algo fascinante que terminan de validar nuestras observaciones históricas y antropológicas: la incidencia de guerras civiles es la mayor posible cuando el grupo étnico que manda domina sobre una minoría no menor o no insignificante.

De hecho, ofrecieron más conclusiones. Por ejemplo, que la polarización étnica afecta negativamente el crecimiento.

¿Qué tiene que ver esto con la final de la Copa América? Sencillo. Esa convivencia marcada por una tácita pero inconsciente tensión entre los individuos de nuestra sociedad, produjo un efecto inesperado y dramático que cambió las reglas del juego de nuestro destino:

 A. A menor empatía entre los conciudadanos, menos apoyo mutuo y menos verdad, menos honestidad.

¿Y qué consecuencias tiene esto?

B. Pues que en las relaciones humanas resulta menos confianza.

Y esa es la palabra clave de todo este asunto, porque a menor confianza, mayor es el instinto y la necesidad de “hacer las cosas por tu lado”, “a tu manera”. Esto, porque sencillamente no sientes el apoyo que esperas, la ayuda que esperas, la empatía que esperas, así que te conviertes en un lobo feroz solitario que busca sobrevivir por su cuenta a como dé lugar. He ahí el meollo de lo que ocurrió en la final entre Colombia y Argentina. Peor aún: he ahí el meollo de nuestro atraso como sociedad latinoamericana. Porque cuando impera la desconfianza entre los ciudadanos de un país o una sociedad, todo se dificulta, todo se ralentiza y todo se vuelve más costoso. En Estados Unidos el ciudadano está metido en el sistema de Estado porque cree en él; sabe que es una rueda que debe ayudar a que siga rodando con el fin de beber de sus beneficios: buenas carreteras, progreso económico, oportunidades, calidad de vida… de modo que todos pagan los impuestos y las leyes se suelen respetar. Pero aquí no. En Latinoamérica no creemos, no creemos en esa rueda porque sentimos que no hay una comunión, una sociedad hermandada que reme para el mismo lado. Cada uno está en el “sálvese quien pueda”. Cada uno es un guerrero suelto que tiene que resolver cómo sobrevivir. De modo que:

  • Hacer negocios se vuelve mucho más lento porque dudas de un posible socio, dudas de un posible proveedor, o de tus colaboradores. Esto hace que debas implementar contratos más detallados, más complejos, tomar decisiones más elaboradas, construir sistemas de gestión difíciles de implementar, procesos complejizados. Por eso en Latinoamérica todo es difícil de lograr. Por eso la Dian, por ejemplo en Colombia, primero duda del contribuyente y después le cree; es decir, en vez de creerle, primero lo audita (y le pone trampas y zancadillas) para comprobar que sí es procedente devolverle saldos a favor en impuestos. Esto exacerba un bucle de venganza irremediable e interminable que hace que todo sea cada vez peor.
  • El efecto compuesto de la lentitud es gigantesco. Pero no sólo medido en tiempo sino en dinero. Mientras en Inglaterra o Estados Unidos automatizan contratos o aprueban nuevas alianzas en días, nosotros nos demoramos meses por la complejidad de los mecanismos que hemos implementado por culpa de la desconfianza cerril.
  • El efecto de sentir que tenemos que sobrevivir por nuestra cuenta sin el apoyo de una sociedad, nos lleva a no respetar el bien común sino priorizar el individual. Entonces nos volamos en el Transmilenio sin pagar, no nos detenemos en la cebra de la calle aunque un peatón esté sobre ella, o aceleramos para evitar que entre a nuestro carril un auto que adelante nos lo está pidiendo con sus luces intermitentes.

No conozco un estudio que cuantifique todo esto, pero sería muy importante realizarlo. Si lo conoces, agradezco me cuentes de ello. En cualquier caso, ¿cuál es la solución?

Nada fácil, pero sí que hay que comenzar por dos grandes pilares:

  1. Mecanismos de conciliación cultural: los cuales ya he tratado en artículos anteriores que he escrito desde hace años, y que básicamente lo que deben buscar es una educación cultural de mayor unión, mayor apoyo común, comunión y empatía, sin importar las razas y etnias. Esto debe impactar, no sólo la vida pública sino la empresarial. Para más detalles, te invito a leer mi artículo LA SEGUNDA INDEPENDENCIA.
  1. Cero impunidad: este es un pilar fundamental, porque justamente, el indeseado efecto de “sálvese quien pueda” producto del sentimiento de indiferencia o de menor empatía entre los ciudadanos, ha creado una cultura que acepta e incentiva el saltarse las normas. De modo que esto debe ser neutralizado. Por eso yo insisto de manera vehemente que, si hay algo que se debe cortar de raíz en nuestros países, es la impunidad. La tolerancia por lo ilegal y por lo antiético. Cuando en nuestros países se haga cumplir la ley y premiemos por cumplirla, se disparará nuestro crecimiento.

Si quieres ejemplos más concretos de cómo lograrlo, escríbeme a mi email gerardo@criterium.com.co. Y si te gustó, te agradeceré mucho que lo compartas con colegas y amigos.

 

[1] PENENBERG, ADAM L.; Social Networking Affects Brains Like Falling in Love; https://www.fastcompany.com/1659062/social-networking-affects-brains-falling-love

[2] Gören, Erkan; HOW ETHNIC DIVERSITY AFFECTS ECONOMIC DEVELOPMENT? ; Oldenburg Discussion Papers in Economics, No. V-353-13