LA LECCIÓN MAESTRA: CÓMO USAR LAS EMOCIONES PARA VOLVERTE MILLONARIO

Robert Herjavec es un buen tipo y realmente nunca le había parado muchas bolas porque pocas veces he visto Shark Tank. Pero me lancé a ver la entrevista que le hizo Lewis Howes en su videocast “School of Greatness” y hubo unos apartes que me volaron la cabeza y tengo que compartir porque son útiles para cualquier gerente de empresa. Comencemos:

1. LA MENTALIDAD DE “SÍ, QUIERO MÁS Y ESTOY DISPUESTO A IR POR ELLO”:
Robert acepta que su concepto de éxito, durante muchos años, tuvo que ver con la posesión de bienes materiales. Aunque hoy sabe que esa no es la medida correcta, sí influyó para que pudiera llegar a acumular millones de dólares (hoy se estima que cuenta con una riqueza de alrededor de 400 millones). Aquí la historia, relatada por él mismo, y algo resumida por mí. Pero antes debes saber que Robert es hijo de inmigrantes croatas; llegaron a Estados Unidos cuando Robert era un niño y eran muy pobres; como él mismo cuenta, su máximo sueño cuando estaba en sus 20’s, era hacerse mil dólares mensuales y llegar a los 50 ganándose 50 mil dólares anuales para poder comprar una casa y un Corvette (auto).

Pero la entrevista llega al punto cúspide cuando Lewis le pregunta qué hizo para transformar su mentalidad y terminar ganando lo que nunca imaginó. Y es aquí donde viene el oro puro:

“Primero, siendo muy curioso, muy honesto conmigo mismo. Recuerdo que hace muchos años compré un Ferrari usado y estaba tan feliz que, cuando vi a mi vecino de enfrente, quise mostrárselo. No para adular, no porque fuera arrogante, pero porque estaba tan feliz que quería compartir lo que había logrado obtener. Entonces fuimos a mi garaje y se lo mostré… y me dijo que le encantaba. Pero luego me pidió que fuéramos a su garaje. Fuimos hasta allá y cuando lo abre, veo que tiene dos Porsches (marca de autos). Fue de esos momentos en que estas preparado para aprender algo determinante pero no sabes cuándo será. Y fue en ese momento que algo hizo click en mí. Porque me di cuenta de algo que cambiaría mi historia para siempre: yo en ese momento estaba dando TODO de mí; trabajaba todo lo que podía, estaba poniendo todo mi esfuerzo, toda mi inteligencia y conocimiento en la compañía que había creado, y genuinamente creía que no había forma de hacer más. Honestamente no veía cómo se podía llegar a tener dos Porsches si, a pesar de todo mi esfuerzo descomunal, sólo podía llegar a un Ferrari usado. ¿Cómo puede ser posible? Así que, habiendo quedado indignado y curioso por ese evento, y dada mi filosofía de ser honesto conmigo mismo, entendí que debía mejorar en algo; había algo que mi vecino entendía que yo no”.

Pues Robert comprendió algo: su papá trabajaba a doble turno en una fábrica y trabajaba más duro que cualquier persona que llegó a conocer. El mismo Robert, según dice, jamás podrá llegar a trabajar tan duro como él. Pero resulta que no porque trabajes durísimo serás rico; lo que significa es que no serás pobre.

“Yo sólo dormía 4 horas al día, ponía todo mi empeño en la compañía… estaba a tope. Y aun así, sólo podía comprar un Ferrari. Y, además, usado. Así que lo primero a lo que me enfrenté fue a entender si yo quería más. Y tenía tener esa conversación conmigo mismo. Pero la gente malentiende esto porque piensan que es por el hecho de ‘comprar’ más cosas materiales. Pero no, no es eso. Es por el hecho de ser capaz de desarrollar toda mi capacidad, todo mi potencial; poder desatar toda mi capacidad de generar valor y riqueza. Y entonces me dije que sí. Que claro que sí. ¿Por qué no? ¿Por qué no yo?”.

Así que entendió que el trabajo duro es una base necesaria, pero el trabajo inteligente es lo que hace la diferencia. ¿Y qué significa ‘trabajo inteligente’? Pues que el mercado paga por valor creado y no por tiempo, por horas de trabajo. La gente te paga por tu conocimiento, no por el tiempo que te llevó aprenderlo. “Y lo que aprendí es que yo no estaba creando suficiente valor para mis clientes… y por tanto para mí. No estaba aprendiendo lo suficiente”.

Entonces, cuenta Robert que, buscando la forma de generar más valor, terminó yendo a un seminario con Tony Robbins, el famoso coach y orador motivacional, y fue ahí cuando todo cambió.

2. LA CLAVE PARA ROMPER EL TECHO ESTÁ EN LAS EMOCIONES
Así que Robert se fue con 4 amigos más a comprar los tiquetes para ver a Tony Robbins. Pero en realidad, sólo uno lo terminó comprando: él, Robert. Porque sus amigos pensaron que era una pérdida de tiempo. Pero su decisión muestra algo interesante: sólo él estaba tan comprometido con mejorar, con liberar todo su potencial, que se dio la oportunidad, y creyó en que podía sacar algo positivo de Tony.

Así que compró una de las boletas costosas, y al ver a Tony y la energía que cargaba encima, quedó perplejo:

“Yo soy energía, pero ese tipo es energía transformadora. De modo que lo que me di cuenta es que toda mi energía era interna hasta ese momento. Estaba haciendo un gran trabajo influenciándome a mí para hacerme mejor a mí. Pero al ver a Tony comprendí que yo estaba limitado; que lo que ahora debía hacer era transformar a los demás; a mis empleados, a la gente con la que trabajo, y luego llevar transformación a mis clientes. Entonces comencé una transformación de adentro hacia fuera de mi energía. Antes de ese día yo estaba muy motivado y disciplinado conmigo mismo, pero si me conocías luego no quedabas pensando que yo era pura energía; pero después de ver a Tony, si me conocías quedabas pensando que yo era pura felicidad, pura energía positiva.

EL CAMBIO DE ENFOQUE DE LAS VENTAS:
Robert era el dueño de una compañía de software de seguridad, y gracias a ese cambio de enfoque de su energía, decidió cambiar también el enfoque de las ventas: del producto a las emociones. Del producto al inconsciente.

“Porque empecé a pensar en POR QUÉ la gente compra y no QUÉ compran. Y es que la gente está empecinada en vender las funcionalidades del producto, pero nuestro enfoque fue otro. Lo que dijimos es que, claro que eso es importante, pero mientras los embarcamos con nosotros, no nos escucharán si primero no les hacemos sentir algo. Y por eso, desde la misma llamada de venta empezamos a comprender qué nos decían, cómo nos lo decían, por qué lo decían… y lo usamos para hacerles sentir algo. Y no te equivoques: nosotros estábamos en un sector muy técnico, B2B, pero ahora estábamos preocupados por cómo hacer sentir al cliente. De modo que, al final, nosotros empezamos a vender confort, tranquilidad y seguridad. Y eso fue lo que empezamos a meterle a nuestros clientes en la cabeza”.

“Porque los buenos vendedores venden funcionalidades, los muy buenos venden resultados, pero los extraordinarios venden sentimientos”.

“Es así como, al final del día, después de las llamadas de venta lo que nos importaba era si habíamos hecho sentir algo a los clientes. Si la respuesta era positiva, habíamos conseguido algo porque eso te da la oportunidad para otra llamada. Porque la gente no recuerda lo que dices sino cómo los hiciste sentir”.

LE SIRVIÓ PARA LA VENTA DE SU EMPRESA
Más o menos a sus 35 años Robert estaba en el proceso de venderle su empresa a AT&T por 32 millones de dólares, y la gente que estaba haciendo la debida diligencia le dijo que había un problema: que los clientes, en las llamadas que les estaban haciendo, afirmaban que el producto en sí no era tan grandioso. Robert pensó que se le esfumarían los 32 millones de dólares, pero entonces les hizo la pregunta clave:

“¿Le preguntaron a nuestros clientes si volverían a comprar?”
La gente de la debida diligencia buscó y sí. Sí lo estaban preguntando. De hecho, el 97% dijo que lo volverían a hacerlo.
“¿Ok, y les preguntaron por qué indicaron que sí?”, les preguntó Robert.
“Sí. Por dos razones: porque los haces felices y porque confían que les resolverán cualquier problema que se les presente”.

Y fue así como Robert salvó el negocio y comenzó su camino para hacer muchísimos millones más durante su vida. Transformando emociones e irradiando a la gente de energía.

Pero no te vayas:
Ahora piensa… ¿qué tanto tu producto conecta emocionalmente con el cliente… aun cuando sea de tecnología o cualquiera B2B?

CAMBIAR EMOCIONES:
Esta es una prueba más de lo que promulgamos en CriteriumLab: la clave NO es satisfacer, ¡la clave es transformar emociones!

 

Una frase final que vale MUCHO la pena:
“Tu riqueza o pobreza no representan tu valor porque la riqueza y la pobreza son circunstanciales. Puedes ahora mismo estar ganando muy poco, pero puedes ser una persona de alto potencial. Porque cada uno está en un punto distinto del viaje. Sólo debes creer que estas aprendiendo las habilidades necesarias para que algún día llegues (a ganar) lo que quieres… además de tener un propósito superior.”

Si te interesa un producto que te ayude a medir con ciencia qué tanto tu compañía transforma emociones en tus clientes o empleados, escríbeme a gerardo@criterium.com.co