Cómo Tus Expectativas Definen Tu Salud, Tus Resultados Y Tu Vida

¡Neuronas para tu Finde!

Sabiduría científica para inspirar y crecer tu mente. Porque sólo cuando crece tu Mente, crece tu Empresa.

 

Los increíbles efectos que nuestras creencias y expectativas frente a lo que hacemos y comemos tienen en nuestros cuerpos y la vida misma.

 

El Experimento del Batido
Alia Crum y un equipo de psicólogos en la Universidad de Yale decidieron llevar a cabo un experimento genial. Crearon dos grupos de personas: a ambos les sirvieron un batido y les dijeron que querían medir cómo les hacía sentir. Al primer grupo le dijeron que era un batido con alta cantidad de calorías y grasa, muy indulgente. Mientras que al segundo grupo le dijeron que era “light”, bajo en calorías y grasa. El truco fue que el batido que se les dio a ambos grupos era exactamente el mismo; era un batido de nivel intermedio en calorías y grasa: ni muy grasoso y calórico, ni muy light.

¿El resultado? Después de medir el péptido intestinal en el cuerpo, pudieron descubrir que, efectivamente, los cuerpos de ambos grupos habían reaccionado de manera distinta. Los que pensaron que estaban consumiendo el batido más calórico y grasoso, vieron una respuesta tres veces más determinante en la hormona grelina que controla la sensación de saciedad. Específicamente, los cuerpos de quienes pensaron que consumían muchas más calorías, reaccionaron como si en realidad hubieran consumido más calorías; se sintieron más satisfechos, más llenos.

¡OJO! El resultado en parte confirma lo que siempre nos han dicho los papás: “Piénsalo y ocurrirá.” Sin embargo… ¡no del todo! ¿Sabes por qué? Porque cuando comas la próxima vez y decidas pensar que lo que comes es “light” y saludable con el fin de que tu cuerpo se vuelva más saludable… el resultado no va a ser el que esperas. Siento decepcionarte. En cambio, lo que va a pasar es que tu cuerpo va a creer que no tienes suficientes calorías y nutrientes y, por tanto, te empujará a que le llenes con más comida. Lo que resultará en más gorditos. Entonces el truco está en voltear la perspectiva: cuando comas alimentos “light” y saludables, debes pensar que estas comiendo algo delicioso que te llena y que te provee todos los nutrientes que necesitas. Porque si no, tu cuerpo te va a pedir más comida de la que realmente necesita.

Mentalidad y Efecto Placebo
Ya sabemos que la industria farmacéutica se basa en placebos para saber si su medicamento funciona: si el efecto del medicamento es mejor que el placebo, pues entonces se considera que funciona. Pero ¿qué pensarías si te digo que la mente pudiera estar trampeando muchos de los resultados?

En uno de sus estudios destacados, Crum y su equipo investigaron el impacto de la mentalidad en la respuesta fisiológica del cuerpo a un placebo. Descubrieron que cuando se les decía a los participantes que cierto medicamento, que en realidad era un placebo, ayudaría a reducir sus síntomas, sus cuerpos experimentaban cambios biológicos que correspondían con el resultado esperado. Por ejemplo, en casos en los que se les decía a los participantes que la píldora de placebo mejoraría sus niveles de energía, sus cuerpos mostraban un aumento en marcadores fisiológicos relacionados con la energía. Este estudio resaltó la influencia significativa que la mentalidad y las creencias pueden tener en las respuestas fisiológicas del cuerpo, incluso cuando el tratamiento en sí carece de ingredientes activos.

La Increíble Relación Entre lo que Piensas de tu Actividad Física y la Longevidad
Pero los estudios asombrosos de Crum estaban lejos de terminar. De hecho, este estudio lo hizo antes junto a su profesora de psicología. Lo que hicieron fue juntar a un buen número de camareras que hacían actividad física al menos treinta minutos diarios. Esto lo sabían por su tipo de trabajo y lo que éste exigía a sus cuerpos. Aún así, a cada una de ellas le preguntaron qué tanta actividad física consideraban que hacían en sus vida: un tercio dijo que nada, cero. Pero el promedio general fue de 3 en una escala de 0 a 10. Es decir, tendían a creer que su trabajo sólo es un trabajo pero en realidad aportaba casi nada a lo que se podría llamar “ejercicio físico”. 

La siguiente parte del ejercicio exigió dividir a las camareras en dos grupos. A un grupo le dijeron que, en realidad, sus trabajos sí era una forma de hacer ejercicio; que sí era equivalente a ejercitarse y que, por tanto, les hacía bien. Les midieron presión arterial, peso, grasa corporal y otros. Cuatro semanas después volvieron a evaluar esas métricas de salud, encontrando, sorprendentemente que habían mejorado significativamente, a pesar de no haber cambiado sus rutinas alimenticias o de actividad física. No sólo eso, se sintieron mejor con ellas mismas y hasta con su trabajo. 

Pero la cosa no para ahí. Esto que viene sí que va a volar tu cabeza porque un análisis distinto hecho por el laboratorio de Crum entregó resultados aún más sorprendentes. A lo largo de veintiún años se monitoreó a quienes respondieron a la pregunta “¿qué tanta actividad física crees que haces en comparación con las demás personas?” Algo que descubrieron primero fue que no había correlación entre la respuesta dada con la cantidad de ejercicio físico que en realidad hacían los entrevistados. Es decir, la gente hace una cosa y piensa otra. 

Pero la sorpresa no es esa. El hallazgo increíble es que quienes creían que hacían menos actividad física que el resto, tenían un 71% más riesgo de morir. 

Ya sabes, ¡no hagas sentir a la gente mal por no hacer ejercicio físico! Si creen que por no hacerlo van a ver afectada su salud, eso es justo lo que ocurrirá.

Así mismo, si haces actividad física, ¡más vale que pienses que te hace bien!

 

Mentalidad y Estrés
La investigación de Crum fue más allá y evaluó los efectos del estrés en nuestros cuerpos. Reveló que las personas que ven el estrés como una fuerza positiva y potenciadora en lugar de una perjudicial, tenían niveles más bajos de la hormona del estrés: el cortisol. Además, mostraban respuestas fisiológicas más constructivas al estrés, como una recuperación cardiovascular más rápida después de un evento estresante. Estos hallazgos indicaron que la mentalidad de una persona sobre el estrés puede mitigar sus efectos perjudiciales y contribuir a mejores resultados para la salud en general.

 ¿Y entonces? La próxima vez que experimentes estrés, ¿Qué harás?

Nunca es fácil, pero te daré un secreto: ¡agradécelo! Sí, así de estúpido o así de inteligente. Como decidas verlo. Pero si lo ves como algo inteligente, comprenderás que el estrés es una reacción afortunada porque sin ella, a) no tendrías el chance de ver todos los matices de la situación que vives, b) no tendrías la disposición de buscar nuevas alternativas al obstáculo, c) no aprenderías las nuevas oportunidades que ese nuevo aprendizaje podrían abrirte en el futuro. Todo evento, por muy estresante que sea, trae oportunidades ocultas. Si las ignoraras por ser presa del estrés, sencillamente te pasarán por el lado sin que te des cuenta y se perderán para siempre. Pero si decides acogerlas, no sólo las aprovecharás, si no que, como halló Crum, te beneficiará el cuerpo y la vida.


¡Feliz finde y con toda!